[PARA MONITORES de pádel] Consejos para elaborar y planificar tus clases de pádel.

Un artículo de:

  • Ariel Cortez Hernández
  • Linkedin: Ariel Cortez Hernández
  • Técnico Nivel 1 en tenis y pádel
  • 13 años de experiencia
  • Monitor en Pádel Zaragoza

Como preparar tus clases de padel

SABER EL NÚMERO DE ALUMNOS POR GRUPO:

Una de las primeras cuestiones que debemos saber es el número de personas con las que contaremos para trabajar.

  • Necesitaremos saber el material disponible y las instalaciones en las cuales desarrollaremos nuestras clases.

Esto parece básico, pero si tenemos en cuenta otro tipo de clases, como los entrenamientos de equipos con muchas personas a la vez, los clinics o incluso los eventos empresariales esto se complica un poco. En resumen, cuanta más información tengamos disponible para elaborar los grupos mediante un perfil similar, un nivel semejante y unas predisposición parecida, no deberíamos que tener problemas en principio.

Ahora bien, concentrándonos en las clases grupales, no es lo mismo tener una clase de dos, de tres o de cuatro personas. Si bien el trabajo con estos grupos es indistinto, hay matices que cambian a la hora de desarrollar nuestras sesiones. La dinámica de estas clases cambiará pues en muchas ocasiones el técnico puede intervenir mucho más para corregir, comentar, participar de los ejercicios y envolver a la clase en una dinámica más productiva. Esto también debería ser en una clase para 4 personas, la diferencia está en los tiempos que podamos tomarnos de cara a las indicaciones o incluso a las consignas que podamos dar.

En cualquier caso una clase debe ser dinámica, divertida y también enriquecedora.

ESTABLECER UNOS OBJETIVOS:

Tener unos objetivos claros es absolutamente necesario de cara a ver la evolución de un grupo y de nuestros alumnos en particular. Los objetivos que buscamos son la parte principal de nuestro trabajo, así como detectar en qué momento de la progresión está cada alumno. Cada persona tendrá un rango de mejora y, por tanto, deberemos adaptar nuestras clases a los integrantes de cada grupo. Esto quiere decir que lo que funciona en una persona puede no funcionar en otra. De ahí la necesidad de adaptar nuestras sesiones en función de cada grupo.

Los objetivos se pueden separar en grupos tomando en cuenta la especificidad. Es decir, podemos tener objetivos generales y objetivos más concretos a la hora de plantear nuestras clases. Si en una clase nuestro objetivo es trabajar las transiciones de fondo a red y de red a fondo, deberemos saber que esto lo podemos llevar a cabo mediante varias facetas metodológicas: el trabajo de bola viva, el lanzamiento de bolas con carro o incluso mediante una situación real de juego.

El trabajo de control de bola será fundamental para que el alumno experimente el juego de la forma más real posible. Puesto que entrenamos para jugar partidos, lo más recomendable es que el alumno perciba sus clases como un partido. De ahí la necesidad de concentrar nuestras clases en ejercicios de bola viva, en ejercicios colaborativos de cara a incentivar al jugador a “pasar la bola” con un objetivo establecido.

Como ejemplo de lo que hemos hablado anteriormente, un trabajo de transiciones de fondo a red sería un intercambio en paralelo con dos jugadores en el fondo y uno de ellos, manteniendo el peloteo, pega dos bolas en el fondo para luego subir a la red, volear y luego volver a bajar.

Ejercicios como este hay miles y es obligación del monitor entrenar su creatividad para conseguir una sesión similar a los intercambios que se dan en un partido. Esto quiere decir que si nuestros alumnos tienen un nivel medio, en sus partidos jugarán en torno a 150 ó 200 puntos, por lo tanto, una clase debe tener unos intercambios similares a estos puntos. Lo que quiere decir que si por cada punto jugamos entre 4 y 8 intercambios aproximadamente (golpeos por jugador), los jugadores deberán pegar en conjunto la suma entre 750 y 1600 golpes más o menos.

También deberemos establecer objetivos más concretos, como la táctica empleada, la dirección de los golpes, la profundidad de los mismos y/o unos objetivos psicológicos. Todo esto supone que el jugador adquiera autonomía para que piense mientras juega. Recordemos que los jugadores más completos son aquellos que piensan mientras juegan, no aquellos que “sólo pasan la bola” sin más. Por este motivo es necesario que los monitores planteen retos a sus alumnos con ejercicios variados y es trabajo del monitor entrenar su capacidad para plantear ejercicios creativos y que sus alumnos puedan acometerlos con una mayor o menor dificultad.

En resumen, si tenemos unos objetivos claros para cada grupo nuestro trabajo no sólo será más completo sino que los alumnos percibirán más seriedad en nuestras sesiones, lo que garantiza a la larga una mayor fidelización y una mayor progresión. Es importante también señalar que todos los monitores alguna vez han improvisado en sus clases. Esto no es nada nuevo, puesto que para dar una clase debemos tener en cuenta muchos factores que muchas veces se escapan a nuestro control, como por ejemplo que alguien llegue tarde, que alguien sufra alguna lesión o que el ejercicio planteado no salga como nosotros queremos. Si bien es cierto que el valor de la improvisación es primordial, cuanto menos improvisemos en una clase, mayor será el grado de satisfacción de nuestro trabajo y del entrenamiento recibido por nuestros alumnos. Por tanto, improvisar sí, pero en su justa medida.

HACER UN SEGUIMIENTO:

La progresión de cada jugador dependerá de muchos factores. No hay que verla de un día para otro sino en una relación temporal más amplia, de meses o incluso años. Es decir, podemos ver la progresión de un golpe cualquiera en función de la lateralidad del jugador, de la capacidad de imprimir distintos efectos, de la destreza en el cambio de empuñaduras, en el uso de la mano no dominante, en la recuperación de la misma, en la connotación táctica del impacto, en la dirección, en la gestión de la velocidad, etc.

Todo esto es posible medirlo mediante un seguimiento a largo plazo. Una de las formas de poder seguir la progresión es la elaboración de una serie de tablas para rellenar según vayamos viendo al alumno en momentos puntuales de la temporada. Por ejemplo, haremos una valoración al inicio y al fin de una temporada. En estas tablas podemos establecer algunos patrones de cara a reflejar información en caracteres numéricos o incluso redactando.

A modo de ejemplo, podemos seguir la siguiente tabla:

Como evaluar un golpe de padel
Aspectos que debemos evaluar para corregir un golpe de pádel.

FIDELIZAR AL ALUMNADO:

En definitiva, si trabajamos de manera incisiva y prestando atención a los factores que engloban una clase, nuestro actividad laboral se verá recompensada con una asistencia mayor a nuestras clases pues los alumnos verán en ellas una forma divertida de aprender y de mejorar. A la larga esto se traduce en una mayor fidelidad de nuestros alumnos hacia el club y hacia nosotros mismos. No olvidemos que nuestro trabajo como monitores se debe en gran medida a nuestros alumnos y es nuestra responsabilidad cuidarlos, hacerles mejores y al mismo tiempo que se diviertan mientras practican nuestro deporte.

Todas estas pautas resultan claves para que todos nos nutramos del pádel. Existen otras tantas que hablaremos en otros artículos, pero, a grandes rasgos, si sabemos con cuántas personas trabajaremos en un grupo, si llevamos una programación mediante objetivos, si trabajamos con nuestros alumnos situaciones de juego y si hacemos con ellos un seguimiento de su progresión a priori nuestro trabajo se verá recompensado con mayores retribuciones salariales y personales.

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