Fernando Belasteguin y Juan Martin Diaz

El pádel se ha convertido en uno de los deportes de moda, dando el salto a la popularidad ya hace varios lustros. Fueron muchos los deportistas que se interesaron por esta práctica que no tenía demasiada notoriedad en nuestro país. El aumento en interés hizo que se empezaran a buscar las referencias y sus nuevos ídolos. La primera gran pareja, y la que muchos consideran como la mejor de la historia reciente, fue la formada por Fernando Belasteguín y Juan Martín Díaz.

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Ahora parece que el relevo de esa ya mítica dupla lo han asumido Ale Galán y Juan Lebrón, los números uno del ranking del World Padel Tour. Su estilo vertiginoso y su carácter ambicioso han hecho que en muchas ocasiones superen en los pronósticos de apuestas deportivas a otras parejas muy laureadas como la formada por Sanyo Gutiérrez y Fernando Belasteguín o Agustín Tapia y Pablo Lima.

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La historia de éxito de Juan y Bela

Ambos argentinos estuvieron casi 13 años juntos (2001-2014) siendo los números unos, ganando 170 de 190 finales disputadas, consiguiendo 22 torneos consecutivos y el récord de un año y nueve meses invictos. Dos leyendas del mundo del pádel que ya no están juntas. Con el paso de los años, ambos han ido dando explicaciones de cómo era su relación en la élite.

Profesionalismo

La pareja más laureada de este deporte no nació fruto de la amistad. Fue Juan Martín quien contactó con su joven compañero por el potencial que demostraba. Le veía una ambición fuera de lo normal y que era el mejor aliado para ganar campeonatos en un futuro a corto plazo. Por parte de Fernando, que todavía no era el número uno, aceptó la propuesta de uno de sus ídolos y el entonces considerado mejor jugador del mundo. Se juntaron para ganar y el resto es historia.

También hicieron constantemente hincapié en el equipo de profesionales que les rodearon a lo largo de estos 13 años. Ellos pusieron paz en los momentos de tensión totalmente habituales en el primer nivel del deporte. El respeto y el profesionalismo fueron dos máximas que quisieron mantener hasta el último día como pareja.

Otro de los aspectos que remarcaron fue la preparación física. En todo el periodo juntos, apenas tuvieron lesiones de gravedad y eso es clave para los éxitos colectivos. La lesión de uno perjudica directamente al otro y ambos supieron mantener un nivel de excelencia sin que salga perjudicado su físico.

Pese al desgaste fruto de los años, la relación entre Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín sigue siendo cordial. No era la amistad lo que les unía, sino una relación profesional que supieron mantener fijando unas reglas basadas en el respeto y la buena preparación física. Cuanto más pasa el tiempo, más se valora el legado de estas dos leyendas.

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