En 1996 la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer diseño un medicamento contra la angina de pecho y la hipertensión arterial que, a la postre, resultó totalmente inútil. Su rendimiento resultó muy limitado, aunque se observó que los pacientes que eran tratados con él sufrían notables alteraciones en la entrepierna. Ese fármaco se rebautizó como Viagra y se le asignó una nuevo misión: combatir la impotencia masculina.

En Brasil le han encontrado un nuevo fin a la pastilla azul. Continuará tratando el mal de altura, pero esta vez a nivel pulmonar. Los clubes de fútbol brasileños Gremio y Palmeiras han contemplado la posibilidad de utilizar Viagra para favorecer la capacidad pulmonar de sus futbolistas cuando jueguen a más de 2.000 metros y así se mitigue el efecto de la latitud.

Con motivo de la Copa Libertadores, el Gremio de Porto Alegre deberá jugar en Cochabamba y Bogotá, en ambos casos a más de 2.500 metros, mientras que el Palmeiras escalará hasta Potosí para enfrentarse al equipo de la ciudad a casi 4.000 metros de altura. Ante semejantes desplazamientos los médicos de ambos conjuntos investigaron para encontrar métodos que facilitaran la realización del ejercicio físico a grandes latitudes y llegaron al mismo punto: el Viagra.

Tras descartar que el medicamento apareciera en la lista de sustancias dopantes de la FIFA; los dos clubes estudiaron seriamente la posible utilización de la pastilla azul para minimizar el mal de altura. Sin embargo, el hecho de que su funcionamiento en estos casos no esté totalmente demostrado y las burlas que provocaba entre los rivales acabaron forzando la desestimación del novedoso invento.

Marco Bolzoni, jefe de los servicios médicos del Gremio, aseguró posteriormente que el nunca llegó a plantearse la posibilidad de recetar Viagra a sus futbolistas. Por otro lado, el fisiólogo del Palmeiras también tiró balones fuera: “El viagra es un potente vasodilatador, pero de nada sirve ofrecer más sangre y oxígeno si el músculo no tiene capacidad para recibirlos”.

Las dos partes han dejado claro que no utilizarán Viagra, aunque habrá que comprobar los equipajes cuando viajen a Colombia o Bolivia. No sería la primera vez que nos llevamos una sorpresa. En el pasado Giro de Italia a un ciclista le incautaron 82 pastillas de Viagra. Si no eran para combatir el mal de altura en las etapas de montaña, el ciclista tenía realmente la agenda muy apretada.

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